El libro que usted tiene en las manos es un libro que habla sobre matemática, pero no es un libro de texto. No pretendo aquí escribir algo estructurado con el propósito de que usted aprenda algo que no sabía y que debería saber. No. Este no es un libro clásico o típico, sino que lo escribo porque las historias que aquí aparecen ocuparon parte de mi tiempo en algún momento y me ayudaron a pensar en determinada dirección. No querría que este material quede reducido a unas pocas personas, sino que quiero compartirlo con la mayor cantidad de gente posible.

¿Qué va a encontrar acá si sigue leyendo? Mi idea es propo­nerle «formas de pensar», en donde yo espero ser capaz de exhibir la potencia que tiene la matemática para resolver problemas que habitualmente tenemos en la vida cotidiana. No hace falta que usted tenga ningún conocimiento previo; no hace falta que usted recuerde nada de lo que aprendió como alumno. No importa si usted fue alumno o si todavía lo sigue siendo. Mi apuesta es ofrecerle un costado distinto, un costado lúdico, un costado entretenido pero a la vez fuertemente ilustrativo.

Si la coordinación de los programas de educación matemática dependiera de mí, haría hincapié en lo que se conoce como «matemática recreativa». Mi idea es mostrarle también a usted… sí, a usted, que usted sabe muchísimas más cosas sobre estos temas que las que usted misma (o mismo) supone o intuye. Me explico.

En el texto, hallará múltiples oportunidades para jugar, para descubrir, para pensar, para entretenerse, para disfrutar y para divertirse. Por supuesto, no se me escapa que la definición de diversión depende —esencialmente— de la persona a la que uno consulte.

Pero la pregunta que me quise contestar es: ¿en qué se va a diferenciar este libro de todos los anteriores? La respuesta es muy sencilla: cuando un autor escribe un libro de cuentos, las historias de cada capítulo no tienen por qué estar relacionadas entre sí, suelen ser independientes. Por otro lado, el lector tampoco aborda un libro de esas características buscando esa relación y no se frustra porque no la encuentra.

En los textos que siguen usted descubrirá que hay algunas ideas subyacentes que se repiten. Hay casos en los que es útil elaborar una estrategia. En otros casos, es preferible encontrar alguna analogía o modelo que lo haga más sencillo para pensar o para abordar. Y en muchos otros quise exhibir una herramienta muy poderosa que ofrece la matemática y que no siempre se hace visible. Es lo que se conoce con el nombre de «argumentos de paridad». Usted verá que algo tan sencillo suele tener un impacto muy profundo y permite no solo resolver problemas, sino que es posible llegar a conclusiones inesperadas en forma breve y elegante.

No sé si usted lo nota, pero me cuesta mucho «hablar en abs­tracto». A esta altura, lo que faltan son los ejemplos, los problemas, las historias…. y por eso esta es nada más que la introducción. Lo que sigue es el libro propiamente dicho.

Una última observación. Supongamos que usted leyó todo el libro, todas las historias, y que dedicó algún tiempo a pensarlas.

Si descubrió al menos una herramienta que creyó que no tenía antes y sintió que el libro le devolvió de alguna manera el tiempo que invirtió, ya habrá valido la pena haberlo escrito. Mi aspiración de mínima sería lograr que usted se entretenga, piense, se divierta y trace caminos que no había recorrido antes.

Fuente: Adrián Paenza