«Producciones transmedia de no ficción» es un libro que recoge una serie de experiencias diversas en el campo de las narrativas transmedia aplicadas al periodismo, el documental y los géneros híbridos que recuperan discursos testimoniales e históricos agregando -por qué no- personajes y acciones ficticias.

Cualquiera sea el género donde nos posicionemos, la materia prima con la que trabajamos es siempre el relato. Desde esta perspectiva, es probable que la categorización más adecuada para entender de qué hablamos cuando decimos «no ficción» debe ser la propuesta de Albert Chillón.

El catedrático catalán prefiere llamar «enunciación facticia o ficción tácita« a todos aquellos relatos en los que la dosis de ficción es implícita y no intencional. Este tipo de enunciaciones exige, según Chillón, «un pacto de veridicción entre los interlocutores, comprometidos a entablar un intercambio fehaciente» (CHILLÓN, 1999). En este marco podríamos incluir, perfectamente, los relatos periodísticos, las crónicas y los documentales en sus versiones multimedia, interactivas y transmedia, e incluso los relatos educativos.

A lo largo de las páginas de este libro los lectores podrán acercarse a los detalles de las experiencias de producción de narrativas transmedia desde diferentes unidades y lógicas de trabajo.

En primer lugar, Lila Luchessi nos ofrece un análisis sobre la adecuación de las rutinas periodísticas a las tecnologías digitales, a los consumos segmentados y a las restricciones del mercado. Para la investigadora, la asimetría que caracterizó a la tarea periodística se modificó a partir de la irrupción de las audiencias como fuentes productoras y difusoras de la información. En el actual ecosistema de medios, los procedimientos productivos se subvierten y dan lugar a la construcción de historias colectivas con alto grado de viralización. Entre fuentes, productores y audiencias se teje una trama donde los periodistas pasan del espacio de constructores de noticias al de editores de lo que se produce en otro lugar.

Estableciendo un vínculo directo con esta lectura, el artículo de Juan Carlos Simo da cuenta de la producción de Córdoba bajo fuego, un especial multimedia lanzado por La Voz del Interior que aborda periodísticamente los incendios forestales ocurridos en esa provincia en el año 2013. En este trabajo cobra especial relevancia el contenido generado por el usuario. Asimismo, el autor repasa las formas de organización del equipo multimedia, la distribución de las tareas en la producción y la estructura narrativa propuesta.

Siguiendo con la documentación de las producciones transmedia en el campo del periodismo, Anahí Lovato se ocupa de describir el trabajo de elaboración de un guión transmedia como modelo de producción, repasando el proyecto Mujeres en venta: trata de personas con fines de explotación sexual en Argentina, la última entrega de la serie DocuMedia, realizado por el equipo de la Dirección de Comunicación Multimedial de la Universidad Nacional de Rosario.

Eduardo Riveros Quiroz analiza, a continuación, el uso de los drones en el periodismo, desde dimensiones como la noticiabilidad, la legislación vigente, la privacidad y la utilidad del dispositivo para contar historias.

Por su parte, el brasileño Lucas Durr Missau se ocupa del periodismo en los dispositivos móviles. Estudiando los sistemas de movilidad urbana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, realiza una interesante contribución al abordaje teórico de la temática construyendo un mapa de conceptos que articula cuatro dimensiones: formatos de contenido, rutinas profesionales, producción y estrategias de comercialización / distribución y audiencias.

Fuera del campo periodístico, Martín Groisman propone una lectura sobre la metamorfosis del paisaje mediático a partir del formato televisivo conocido como reality show, que se traslada al mundo real a través de las redes electrónicas y las múltiples pantallas de celulares y tablets. En el artículo titulado Maxi, Wanda y Mauro: el Reality Show Transmedia, el autor repasa la construcción del concepto de hipertexto para analizar, luego, el relato que implica a estas figuras del fútbol y el espectáculo como personajes transmedia actuando en una suerte de novela-reality que los usuarios pueden seguir en tiempo real a través de las redes sociales.

En el siguiente artículo, Celeste Rocío Torres, Ana Laura Rocco y María Laura Lesta se encargan de revisar el estado del arte de las narrativas transmedia en la educación, considerando que, en la actualidad, el conocimiento circula en la red y los nativos digitales acceden a los contenidos desde diferentes pantallas conectadas.

Luego, Fernando Irigaray pone el foco sobre la navegación territorial como una tipología transmedia de narrativa espacial. Elementos como el territorio, la ciudad, los mapas, los juegos, las proyecciones urbanas y la calle como un lienzo para crear se articulan en este texto que analiza diferentes propuestas que parten del entramado narrativo urbano.

A Silvia Buitrago Guzmán, Alejandro Guzmán Ramírez y Geraldine Arredondo Londoño

les toca la tarea de avanzar en la construcción de modelos de narrativas transmediales para el contexto latinoamericano. Para ello, los autores toman en consideración, entre otras cosas, el manejo de los recursos, las plataformas o canales, las herramientas, los procesos de administración e interacción y los usos del transmedia storytelling en la región.

Finalmente, desde diferentes perspectivas, dos investigadores invitados posan su mirada sobre la producción transmedia Tras los pasos de El Hombre Bestia (2013). En primer lugar, Sandra Valdettaro se pregunta específicamente qué es lo que convoca el transmedia, en tanto formato interpretante de época, y agrega: «si los componentes de experimentación, interactividad y desmaterialización ya se encontraban plenamente presentes en la era del llamado broadcasting, ¿cuáles son las novedades que trae el transmedia ?»

Resumen

La irrupción de las audiencias como fuentes -productoras y difusoras de la información- rompe con la asimetría que caracterizó a la tarea periodística. Los saberes necesarios para producir y consumir información dejan de ser los mismo que en tiempos de periodismo tradicional.

Los criterios de noticiabilidad cambian e impactan en las formas de producir las noticias. En este contexto, los productores corren detrás de las nuevas formas de consumo y resignan la centralidad que supieron tener.

Al mismo tiempo, la inclusión de nuevos segmentos de consumidores hace que la oferta se repiense para mantener índices de audiencia que sostengan el negocio.

Así las cosas, las rutinas productivas se adecuan a las tecnologías digitales, a los consumos segmentados y a las restricciones del mercado.

Estas nuevas condiciones cambian los parámetros con los que se mide la calidad. Es el objetivo de este trabajo analizar la influencia de estos cambios en la construcción informativa de la que se sirve la sociedad.

Fuente: Fernando Irigaray y Anahí Lovato