Estudiar derecho sin analizar sus consecuencias es como estudiar medicina sin saber si un medicamento matará o curará al paciente. El derecho es más que la norma. Incluso es más que su mera aplicación. El derecho es también su consecuencia.

¿Se cumplirá un contrato si cambiamos la forma de calcular los daños causados por el incumplimiento? ¿Si establecemos la regla de la culpa en lugar de la regla de responsabilidad objetiva se desarrollarán nuevos medicamentos? ¿La causalidad adecuada aumenta o reduce los accidentes de tránsito? ¿La pena de muerte desincentiva la comisión de crímenes? ¿Qué incentiva más la inversión? ¿Un sistema consensualista de transmisión de propiedad o el sistema de título y modo? ¿Tiene algo que ver el sistema jurídico con el crecimiento del producto bruto interno de un país?

Si no respondemos a estas (y a otras muchas) preguntas, el derecho estará alejado de la realidad. Siendo el derecho un sistema de regulación de conducta humana, será un derecho alejado del ser humano. Será un derecho disfuncional.

Lamentablemente, mucha de la ciencia jurídica tradicional no se hace siquiera esas preguntas y menos intenta responderlas. Así, se distrae en discusiones dogmáticas sin sentido. Con ello difícilmente podamos llamar al derecho ciencia. Y es que un sistema de regulación de conducta que no tiene una teoría de la conducta, no sirve. El análisis económico del derecho pretende precisamente ser una teoría de conducta.

El análisis económico del derecho es un intento, entre muchos otros disponibles, para tratar de responder a esas y otras preguntas relevantes. Para ello toma prestada de la economía su método y aproximación. El usar el método y aproximación de la que es quizás la reina de las ciencias sociales, permite descubrir aspectos del derecho que, paradójicamente, no pueden ser descubiertos usando solo derecho.

Este libro contiene una primera aproximación, bastante preliminar por cierto, a la utilidad del análisis económico del derecho y pretende mostrar algunas de las numerosas preguntas que se pueden responder si miramos lo tradicional desde una perspectiva no tan tradicional. Como todo en el derecho, las premisas y las conclusiones se pueden discutir. Pero discutirlas nos fuerzan a mirar lo jurídico desde otra perspectiva: una menos prejuiciada por lo formal y más concentrada en la sustancia del derecho, enfocada en aquello que lo convierte en una herramienta para lograr la convivencia humana.

El lector debe recorrer estas páginas con ilusión, pero con prudencia. La ilusión es la de encontrar perspectivas diferentes que nos hagan descubrir aristas que quizás no habíamos visto. Pero la prudencia aconseja tomar el método con cuidado y recordar siempre que toda conclusión requerirá una profundización mayor que la que nos ofrece una obra introductoria como al contenida en estas prácticas.

Si este libro llega a sembrar la curiosidad en el lector y le permite encontrar que hay en el derecho mucho más que el derecho mismo, entonces este trabajo habrá cumplido su finalidad. Y si lo motiva a seguir leyendo sobre análisis económico del derecho, la habrá excedido con creces.

Fuente: Fondo Editorial PUCP